Eugénie Brazier
Cocinera francesa (1895 – 1977).
Los padres de Eugénie explotan una granja cerca de Pont-d´Ain. La vida es dura y desde los cinco años, la niña se ocupa de los animales. Pierde a su madre a los diez años y la colocan en otra granja. A los veinte años, entra al servicio de una gran famila de Lyon y se inicia en los fogones. Rápidamente, la cocina se convierte en su pasión y deja su empleo para entrar en el restaurante de la Mère Filloux. Aparte de la cocina, aprende la manera de llevar un comercio. Pero el carácter de Eugénie choca con el de la mère Filloux y se marcha a La Brasserie du Dragon, famoso restaurante. Así comienza su reputación en la ciudad de la seda.
En abril de 1922, Eugènie Brazier decide instalarse por su cuenta y coge un colmado donde acepta algunos huéspedes. Progresivamente, la clientela acomodada de Lyon acude para apreciar la cocina simple pero perfecta de la Mère Brazier. Tras una breve interrupción por razones de salud, se compra un caserón, en el Col de la Luère, cerca de Lyon. Es el comienzo de la gloria y cuando en 1933, la Guía Michelín atribuye por primera vez sus famosas tres estrellas, la Mère Brazier recibe esta distinción.
Todos los famosos acuden a probar la poularda demideuil. Los menús varían poco, pero todo es perfecto. La cocina es simple, los productos de primera calidad y la mantequilla reina, pero con discernimiento.
Es exigente consigo misma pero también con los demás. Paul Bocuse entrará como pinche de cocina en 1946. Será una buena escuela. Con tenacidad Brazier transforma, construye y al cabo de tanto tesón, se retira cerca de su Col de la Luère. Lejos de los fogones, se aburre y demasiado pronto, la enfermedad se la lleva, en febrero de 1977.