Teresa Giráldez
Teresa Giráldez, ovetense de 36 años, residente en la actualidad en Tenerife, en cuyo hospital trabaja como investigadora del Sistema de Salud, acaba de convertirse en la primera científica que reside fuera de Norteamérica que recibe el premio «Margaret Oakley Dayhoff», que concede la Sociedad de Biofísica de Estados Unidos.
Recién llegada a España tras recoger el galardón el pasado lunes en Boston, la asturiana no ocultaba ayer su «alegría» y «orgullo» por acceder a un premio «de gran prestigio» y en cuya placa figura la inscripción «a la mujer más prometedora». Es su primer reconocimiento en el campo de la investigación, en el que trabaja desde que, tras doctorarse en Bioquímica en Oviedo, se trasladó a la Universidad de Yale, donde inició una carrera científica que la llevó a diferentes destinos. Allí coincidió con el doctor Zagotta, con el que comenzó a trabajar en el proyecto premiado.
Para Teresa Giráldez, el galardón es importante por la figura de la investigadora que le da nombre, Margaret Oakley, ex presidenta de la Sociedad Biofísica, pero también por las personas que la proponen para la distinción. «La iniciativa partió de gente de mi campo a la que admiró muchísimo». En el proyecto premiado participa con dos investigadoras norteamericanas. Reconoce que ellas «tienen más facilidades y apoyos para llevar a cabo su trabajo, pero no hay diferencias en cuanto al nivel», asegura.
El proyecto premiado se basa en el estudio de las proteínas implicadas en el funcionamiento del corazón y el sistema nervioso. El trabajo consiste en la puesta a punto de una técnica pionera denominada Patch Clamp Fluorometry, que permite progresar en el conocimiento de los canales iónicos.
Los canales iónicos son unas proteínas vinculadas en los procesos relacionados con la bioelectricidad y juegan un papel fundamental en los sistemas implicados en muchas enfermedades. La técnica con la que trabajan las investigadoras premiadas es una variación de la desarrollada por los doctores Edwin Neher y Bert Sakmann, a los que se les concedió el premio Nobel de Medicina en 1991.
Además, Giráldez es en estos momentos investigadora principal de un proyecto en el que trabaja con proteínas de canales epiteliales de sodio implicados en enfermedades relacionadas con la hipertensión. El objetivo es descubrir variantes que podrían estar relacionadas con enfermedades neurodegenerativas. Estudia un grupo de enfermedades que tienen una base común que es el fallo de una molécula que se encuentra en la membrana de las células y que están implicadas en el funcionamiento eléctrico de las mismas. Si esas moléculas fallan se producen enfermedades como la epilepsia y la hipertensión.
Su proyecto sobre el «Estudio de la influencia de movimientos moleculares en el desarrollo de patologías como la epilepsia» ha sido premiado por el programa «Por las mujeres en la Ciencia» de 2009 de L’Oreal y UNESCO.